Search This Blog

Friday, April 08, 2011

El juego de la humillación

Henry Hitchings, autor del libro “Saber de libros sin leer” (Editorial Planeta) propone un juego, cuando estemos comiendo entre amigos: digamos en voz alta un libro clásico que no hayamos leído y contemos el número de amigos que sí lo han hecho. Cada amigo que sí lo haya leído, es un punto para nosotros. Gana quien consiga el mayor número de puntos. En otras palabras, gana quien salga más humillado. Por eso el juego se llama “Juego de la humillación”.

¿Cuál es el precio al que estamos dispuestos a quedar humillados ante amigos o conocidos por no haber leído un libro que supuestamente deberíamos haber leído?

Como dice el filósofo de Harvard, Michael Sandel, “a veces conviene pasar un poco de verguenza para hacer autocrítica”. Pero...¿conviene? Depende lo que recibamos a cambio de hacer el rirdículo. Hacer autocrítica debería ser algo obligado. No nos deberían dar nada a cambio de hacerla, pero actualmente hasta podemos esperar que nos paguen para ello (por ejemplo muchos programas rosa de la tele).

En un plano mucho más serio, el Juego de la Humillación está siendo jugado, a la fuerza, por algunas entidades financieras que, ya sin poder recurrir a los mercados para financiarse y con unos activos inmobiliarios con valor desconocido, han tenido que tocar, solas o agrupadas en una nueva entidad, las puertas del FROB.

En terreno europeo, Grecia, Irlanda y recientemente Portugal lo han jugado. Sus finanzas públicas estaban tan deterioradas que no han aguantado solas y, reconociendo a la fuerza el problema, han acudido al resto de miembros del euro y al FMI para solicitar ayuda financiera.

España, en cambio, probablemente se haya salvado del rescate al que, en mayo de 2010, todos daban por seguro. La combinación de dolorosas medidas de ajuste del déficit, reforma del mercado laboral (mochila austríaca y convenios colectivos) y finalmente, reestructuración del sector financiero han acabado por convencer al mercado (ese ente desconocido pero poderoso) de que España va en serio.

El único que ha tenido que salir humillado aquí es el presidente del gobierno, Zapatero, pero porque probablemente su espíritu reformador fue más bien impuesto por las condiciones económicas que por su propia convicción.

Si, pasado un tiempo, España empieza a notar los beneficios de este nuevo ímpetu reformador, la historia tendrá que conceder que por fin una humillación ha servido para algo.

1 comment:

Fernando Weissmann said...

A mi entender, Zapatero se verá humillado por todo lo que mintió; por todo lo que titubeó; por las medidas tomadas fuera de tiempo; por las absurdas leyes que retrotrajo (cheque-bebé, beneficio de €400, etc).
Se tiene por todo ello, bien ganado un lugar en la trastienda de la historia.
Saludos!