Internet ha traído muchas cosas. La mayoría positivas, pero algunas muy negativas. Sin entrar en el gran tema de la seguridad en la transmisión de datos personales, una de las consecuencias del trabajo en red y del gran desarrollo de los equipos que almacenan información es que permiten producir y almacenar una masa de datos, que de hecho se hace inmanejable.
El semanario “The Economist” se hacía eco de este problema hace poco, titulando una de sus portadas “Data deluge” (Diluvio de información).
La información es una herramienta básica para tomar decisiones. Es necesario tener mucha información para decidir sobre un proyecto o inversión, pero es contraproducente cuando se tiene demasiada información.
Los modelos econométricos que predicen el PIB, paro o inflación o los modelos estadisticos que sirven para predecir el riesgo de que una hipoteca sea impagada, así como los (ahora denostados) modelos de riesgos de mercado “VAR”, todos necesitan datos para ser construídos, y con una profundidad histórica larga. Sin series históricas largas y bien construídas, las predicciones no serán buenas.
De hecho, y como ahora se sabe, mucho de la crisis financiera actual se debe a que los modelos VAR que estimaban pérdidas potenciales sobre los bonos basura, en realidad estaban infravalorando las estimaciones porque los datos de entrada no incluían suficiente historia (en algunos casos los mismos bancos deliberadamente no incluyeron esa historia porque les era perjudicial, pero en muchos otros simplemente dicha historia no existía).
Si tener pocos datos es malo, tener demasiados es peor. Uno no sabe por donde empezar, y el análisis se hace mucho más difícil porque toda la información que el Mundo (no me refiero al periódico, sino al planeta Tierra) produce se vuelca en la red y una sola persona no tiene la capacidad de leerla , procesarla y emitir juicios de valor sobre la misma. Es más, en muchos casos el hecho de saber que tenemos tanta información al alcance, gratuita y a solo un clic de distancia, puede acabar produciendo en el lector cierta frustración, confusión y vértigo, por no poder acceder a leerla toda.
El saber que puedes leer y conocer algo que todavía no sabes pero quieres saberlo, unido al hecho físico de que la acumulación de datos produce un parón mental porque uno no sabe por donde empezar, me recuerda al llamado síndrome de Stendhal, en donde el individuo se queda alucinado ante tanta bella obra de arte acumulada en el mismo lugar.
Pero, en los mercados financieros, ya hay herramientas que empiezan a analizar millones de datos diarios y a “escupir” decisiones de inversión. Lo analizamos en el próximo post.
Saturday, October 23, 2010
Información y síndrome de Stendhal (I)
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